Meneé la copa con un movimiento, despertando ese aroma que sacude los nervios, miré a través del color transparente y lo golpeé con un soplido de humo del cigarrillo. Deseé que estuvieras aquí mientras seguía atiborrándome el paladar adormecido, mientras las imágenes se volvían borrosas e intranquilas, mientras el sudor corría por mi frente y terminaba en mis manos temblorosas. La inconformidad en los labios se volvió asco, deseé que estuvieras aquí para que escucharas las voces que, como simples susurros pasaban desapercibidas. Deseé que estuvieras aquí para que levantaras mi cuerpo estéril, que ya se cansó de esperarte.
(2004)
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